El calcio en las plantas y en el suelo
El calcio en las plantas es necesario en las membranas celulares y en los puntos de crecimiento, tanto de las raíces, como de yemas terminales; su deficiencia, puede incluso causar marchitez y la muerte.
Con su capacidad de quelación y precipitación, ayuda a neutralizar elementos tóxicos dentro de la planta.
El calcio es elemento fundamental en el desarrollo de la estructura del suelo; actúa además como complemento para mantener el debido balance entre los nutrientes catiónicos y para limitar los efectos de los cationes de reacción ácida (Aluminio, Hierro).
La capacidad de retención del calcio por el suelo y su función como elemento generador de balance depende de las propiedades de intercambio catiónico del suelo.
Aun cuando suene extraño, el pH del suelo no tiene un directo efecto sobre las plantas; su importancia radica en su efecto respecto a la carga eléctrica de los metales hierro y aluminio, a su influencia en la actividad biológica, primordialmente de los grupos bacteriales, a su efecto sobre la disponibilidad del fosforo y de los elementos trazas o microelementos.
El Calcio en la planta
El calcio es como un buen portero, abre y cierra puertas y mantiene por fuera los intrusos. Está presente en todas las interfaces de la planta. Hace parte de las paredes celulares y controla el movimiento hacia adentro y afuera de las células. Está en los puntos de crecimiento de las raíces y yemas apicales y hace parte de sustancias adherentes (gomas) situadas en la rizosfera que les dan amarre a las raíces con el suelo adyacente.
También hace parte de reacciones con productos de desecho, mediante precipitación o quelación, haciéndolos inocuos a la planta.
Las raíces de las plantas son muy ineficientes absorbiendo calcio del suelo, de hecho 10 veces menos eficientes de lo que son absorbiendo potasio. Como consecuencia, la cantidad total de calcio absorbida por la planta es pequeña, a pesar de las grandes cantidades que pueden estar presentes en el suelo. Su ausencia genera un aumento de permeabilidad de las membranas celulares, lo cual lleva a su desintegración. En su ausencia, las raíces son cortas, delgadas, deformes, encorchadas, lo cual también se da cuando hay toxicidad de aluminio.
El calcio en el suelo
La planta no tiene buena habilidad para absorber calcio, en realidad nunca coincide el nivel de calcio en la planta con la cantidad en el suelo, lo cual concuerda con la poca necesidad que poseen los microorganismos por este nutriente.
Sin embargo, el calcio tiene dos enormes e imprescindibles efectos en el suelo:
- El primero es que este elemento es el agente ligante para la formación de agregados del suelo, donde participan al unir sustancias orgánicas con las inorgánicas. Por lo cual, es vital en el desarrollo de una buena estructura de suelo.
- Como segundo aspecto, actúa como nutriente complementario, para poder mantener un balance entre los nutrientes y además ocupar un espacio, que en su ausencia estarían ocupados por elementos ácidos y tóxicos.
Es necesario dejar claro que algunos de los productos más utilizados como aporte de calcio (Cal agrícola, Cal dolomita), generan un efecto neutralizante de suelos, el cual no está dado por el calcio sino por el carbonato que contienen. Estos carbonatos son necesarios para controlar el pH en suelos ácidos.
El papel del calcio como actor en la estructura del suelo se da, debido a que hace parte de los cationes móviles y es el que debe haber en mayor cantidad. Al movimiento o flujo de dichos cationes hacia adentro y afuera del reservorio (suelo), se le conoce como: Capacidad de intercambio catiónico (CIC), y produce cuatro efectos principales:
- Efecto en el pH del suelo.
- Disminución de perdidas por lixiviación.
- Determina la disponibilidad para las plantas de los cationes mayores.
- Define la cantidad de enmienda requerida para cambiar el pH.
El intercambio catiónico se da debido a la presencia en el suelo de arcillas muy finas o a partículas húmicas, las cuales poseen carga eléctrica negativa. Esta carga eléctrica atrae cationes, los cuales poseen carga positiva, el resultado es que un grupo de cationes permanecerá flotando alrededor de las partículas. A estas partículas se les llama micelas.
Los cationes no están químicamente ligados a las micelas, más bien están cerca, flojamente, como una agrupación. Constantemente estos cationes van y vienen entre las micelas y la solución del suelo (Fase liquida del suelo, de donde las raíces toman los nutrientes). Esta agrupación o depósito de cationes cerca de las micelas forma la disponibilidad de cationes intercambiables (de ahí su nombre: van y vienen, se intercambian), dando esto lugar a que los que están en la solución del suelo formen la disponibilidad en la fase soluble.
Si hay equilibrio, se presenta balance entre los cationes intercambiables y solubles, habría entonces pH neutro; que haya balance o equilibrio o no lo haya, determina el pH del suelo.